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¿Sientes que todo te cuesta más últimamente? Hablemos de la depresión… los pilares fundamentales: anhedonia, abulia y astenia

  • Foto del escritor: Jimmy Herrera
    Jimmy Herrera
  • 1 feb
  • 6 Min. de lectura

Últimamente, tal vez has notado que las cosas que antes eran fáciles de hacer, ahora parecen más difíciles. Las actividades que solían llenarte de satisfacción ya no te brindan el mismo placer y hasta las tareas cotidianas parecen abrumadoras. Si esto te resuena, podrías estar enfrentando un periodo difícil relacionado con la depresión, una condición que afecta profundamente la forma en que vemos el mundo y nos relacionamos con él.

La depresión no es solo sentirse triste; va más allá y se manifiesta de diversas maneras. Si bien cada persona puede experimentar síntomas distintos, hay tres pilares fundamentales que suelen estar presentes en este trastorno: anhedonia, abulia y astenia.


Anhedonia: La pérdida de placer

Uno de los primeros signos de la depresión es la anhedonia, la incapacidad para experimentar placer. Las actividades que antes disfrutabas, como pasar tiempo con amigos, practicar deportes o incluso tus hobbies, ahora te parecen vacías o desinteresantes. Este síntoma puede ser desconcertante porque, por lo general, todos tenemos cosas que nos motivan o nos hacen sentir bien. Sin embargo, cuando estamos atravesando un estado depresivo, todo parece haber perdido su brillo.


La anhedonia puede afectar tanto las actividades más grandes como las pequeñas, como salir a caminar, comer tu comida favorita o ver una película. Este distanciamiento del placer se convierte en un círculo vicioso: al dejar de disfrutar las cosas, se incrementa el malestar y la sensación de que todo es más difícil.


Abulia: La falta de motivación

La abulia se refiere a la falta de motivación o el sentimiento de apatía ante las tareas diarias. Incluso las actividades que antes realizabas con normalidad, como ir a trabajar o estudiar, pueden convertirse en una carga abrumadora. Las personas con depresión suelen experimentar una pérdida de interés en su vida cotidiana y en el futuro. Las decisiones se sienten demasiado complejas o poco atractivas, y muchas veces se postergan o incluso se evitan.


Este síntoma puede ser especialmente frustrante, ya que la persona no entiende por qué se siente incapaz de hacer lo que antes le parecía fácil o incluso placentero. El sentimiento de desinterés puede crear una sensación de desesperanza, haciendo que la vida diaria se convierta en una rutina gris y sin propósito.


Astenia: El agotamiento constante

La astenia se refiere a una sensación constante de fatiga, agotamiento y falta de energía. A menudo, las personas con depresión se sienten físicamente desgastadas, sin importar cuánto descansen. Esta fatiga no es solo mental, sino también física, lo que hace que las tareas más sencillas, como levantarse de la cama o vestirse, se conviertan en desafíos. La astenia puede llevar a una persona a sentir que su cuerpo no responde como antes, lo que empeora el malestar emocional.


El agotamiento que acompaña a la depresión no tiene que ver solo con la cantidad de actividad realizada, sino con una sensación general de vacío energético. A pesar de no estar físicamente activos, las personas experimentan una falta de vitalidad que parece persistir todo el tiempo.


La importancia de reconocer estos síntomas

Reconocer estos síntomas es un primer paso crucial para afrontar la depresión. Si bien la anhedonia, la abulia y la astenia son fundamentales para entender cómo se vive esta condición, también es cierto que la depresión no es un estado inmutable. Existen diversas formas de abordar estos síntomas, incluso cuando parece que nada tiene sentido.


Es importante recordar que la depresión afecta no solo el estado de ánimo, sino también cómo pensamos, cómo nos comportamos y cómo nos sentimos en nuestro cuerpo. Por eso, entender que lo que experimentamos tiene una explicación lógica, puede ser el primer paso para empezar a trabajar hacia una mejora.


La depresión como enfermedad reconocida por la OMS

La depresión no es solo una "mala racha" o algo que se pueda superar simplemente "poniéndole ganas". Es una enfermedad mental reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que afecta a millones de personas en todo el mundo. Se estima que más de 300 millones de personas sufren de depresión, lo que la convierte en una de las principales causas de discapacidad a nivel global.


Este trastorno no discrimina edad, género ni condición social. A lo largo de la vida, todos podemos experimentar períodos de tristeza o malestar, pero cuando esos sentimientos persisten durante semanas, meses o incluso años, interfiriendo en nuestra capacidad para funcionar en nuestra vida diaria, estamos ante una condición que necesita atención profesional.


La depresión no solo afecta el estado de ánimo, sino también la forma en que procesamos los pensamientos, percibimos el mundo que nos rodea, y cómo nos relacionamos con los demás. La tristeza profunda y la desesperanza que acompañan a la depresión pueden hacernos sentir que estamos atrapados, sin salida, y que no hay esperanza para el futuro.

Además de los síntomas emocionales y mentales, la depresión también tiene un impacto físico significativo. Las personas con depresión suelen experimentar alteraciones en el sueño, cambios en el apetito, pérdida de energía, y dolor físico inexplicable. Todo esto se combina para generar un malestar integral, que afecta todos los aspectos de la vida de la persona.


¿Qué hacer si siento todo esto?

Si reconoces en ti mismo alguno de los síntomas mencionados, es importante que sepas que no estás solo y que hay pasos que puedes seguir para mejorar. Aquí te dejo algunos consejos prácticos que podrían ayudarte a comenzar a gestionar la situación:


  1. Reconocer y aceptar lo que estás sintiendo: El primer paso hacia el cambio es entender que lo que estás experimentando tiene un nombre y una razón de ser. La depresión no es un signo de debilidad ni algo de lo que debas avergonzarte. Aceptar que te sientes así, sin juzgarte, es fundamental para empezar a dar pasos hacia la mejora.


  2. Establecer una rutina diaria: La depresión puede hacer que todo parezca abrumador, incluso las tareas más sencillas. Establecer una rutina diaria estructurada puede ayudarte a darle orden a tus días y reducir la sensación de caos. Empieza con pequeños objetivos, como levantarte a la misma hora cada día, salir a caminar aunque sea 10 minutos o hacer alguna actividad que te guste, aunque parezca que ya no te interesa.


  3. Mantenerte físicamente activo: La actividad física es un poderoso aliado en el tratamiento de la depresión. No es necesario realizar ejercicios intensos, pero caminar, hacer yoga, bailar o cualquier actividad que te ponga en movimiento puede ayudar a liberar endorfinas y mejorar tu estado de ánimo. No subestimes el poder de un poco de ejercicio.

  4. Conectar con otrosLa depresión puede hacernos sentir aislados, pero evitar la interacción social puede empeorar los síntomas. Trata de conectarte con amigos, familiares o grupos que te apoyen, aunque te cueste. A veces solo escuchar o ser escuchado puede aliviar la carga emocional.


  5. Cuidar tu cuerpo: El bienestar físico y emocional están profundamente conectados. Intenta mantener hábitos saludables, como comer bien, descansar lo suficiente y evitar el consumo excesivo de alcohol o sustancias. Aunque en momentos de depresión puede resultar difícil, cuidar tu cuerpo contribuirá a mejorar tu estado de ánimo.


  6. Practicar la auto-compasión: Durante la depresión, es común ser muy crítico con uno mismo. Trata de ser amable contigo mismo, reconociendo que estás pasando por un momento difícil. La auto-compasión, o el trato amable hacia uno mismo, puede ayudarte a mitigar los pensamientos autocríticos y la culpa que muchas veces acompaña a la depresión.


¿Cuándo es necesario pedir ayuda?

Es importante saber cuándo buscar ayuda profesional. Si bien hay medidas que puedes tomar por ti mismo para mejorar, hay momentos en que la depresión se vuelve tan profunda o persistente que necesitarás apoyo adicional. Aquí te dejo algunas señales de que podría ser el momento de pedir ayuda:


  1. Si los síntomas persisten o empeoran.... si llevas semanas o meses sintiéndote abrumado por la tristeza, la falta de energía o la apatía, y estos síntomas no mejoran, incluso después de intentar algunos cambios por tu cuenta, es hora de buscar ayuda.

  2. Si las actividades cotidianas se vuelven imposibles... si te resulta extremadamente difícil cumplir con tus responsabilidades diarias, como ir al trabajo, estudiar, cuidar de ti mismo o mantener relaciones sociales, es una señal clara de que necesitas apoyo profesional.

  3. Si experimentas pensamientos de suicidio o autolesiones... los pensamientos suicidas son una señal de que la depresión ha alcanzado un nivel peligroso. Si alguna vez tienes pensamientos de hacerle daño a ti mismo, es crucial que busques ayuda de inmediato, ya sea llamando a una línea de emergencia o acudiendo a un profesional de la salud mental.

  4. Si sientes que no puedes lidiar solo con la situación... la depresión puede ser muy abrumadora, y muchas personas se sienten incapaces de enfrentarla solas. No hay nada de malo en pedir ayuda: un terapeuta o psicólogo puede ayudarte a explorar las causas de tu depresión y brindarte herramientas prácticas para mejorar.


La depresión no es algo con lo que tengas que vivir en silencio o resignado/a. Existen tratamientos efectivos y pasos que puedes tomar para mejorar. Si bien el camino hacia la recuperación puede ser desafiante, es importante recordar que es posible encontrar la salida con el apoyo adecuado.


Ps. Jimmy Herrera.

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